El blog de javier martin

Por todos nosotros, queridos camaradas, es sabido que la cigarra es uno de esos animales que suelen vivir toda su existencia zanganeando, expectantes de lo que los demás hacen, sin aportar nada a la Naturaleza más que su cansino canto estival que, cual matraca, nos machaca los oídos todos los años. Esto viene a colación porque quiero comparar la vida de los políticos actuales con la de las cigarras… El político moderno, el de hoy en día, el que nos mal gobierna desde su estulticia, el que se presenta ante nuestros ojos cual “iluminado” con vete tú a saber qué tipo de argumentos, el que plagia sus tesis doctorales, en fin… el politicucho, no es ni más ni menos que un ser semejante a una cigarra. Tras erigirse en líder y gobernar a la población se tira toda su legislatura cual cigarra, zanganeando, sin brillar, dejando a sus adláteres y asesores el trabajo raudo y difícil de Gobernar un país tan grande como nuestra querida España. Y, ¿a qué se debe que estos cigarrones lleguen donde llegan? Pues podemos asegurar que ello se debe al nivel de corrupción establecido como norma desde que nos vendieron “la transición” como la panacea que deberíamos acatar como el futuro que nos iba a regir “per saecula saeculorum”. La relación entre corrupción y la transición es inherente al propio sistema creado, que se basa en tres pilares: el sistema de partidos, el modelo económico y la Constitución del 78. Desde que se cimentaron esos pilares, la corrupción se ha convertido en el caldo de cultivo de todos los partidos políticos y no debemos caer en el error de pensar que son casos aislados o individuales. Todos ellos se generan dentro del partido y con participación de todos los miembros del mismo en mayor o menor medida.

1) El sistema de partidos convierte a los mismos en mastodontes necesitados de dinero, que habitualmente llega en forma de financiación ilegal. Por ejemplo tenemos el caso Filesa en el P.S.O.E., el caso Gürtel, Camps y Barberá en el P.P., el caso de los Pujol con CiU, los casos de los EREs y los Cursos de Formación con Cháves, Griñán y Susana Díaz en Andalucía, la financiación ilegal de Podemos… Pero todo ello hay que entenderlo como una red entretejida entre todos los partidos con peso específico. Pero la Palma de todo ello se lo lleva la propia Jefatura del Estado con el caso Noós o las comisiones del Borbón emérito.

2) La Constitución del 78 crea los mecanismos para que estas situaciones sean controladas, creando contrapoderes, pero en realidad, no tienen utilidad ya que las mociones de censura no llegan a buen puerto y diversos partidos de diferentes miras políticas se alían entre sí para quitar al “otro”, sin darse cuenta de que lo único que consiguen con esa moción y esos pactos, es debilitar cada vez más al Estado.

3) El modelo económico capitalista se convierte en un modo de producción económica y cultural, lo que hace que la ética económica cambie y “todo valga”. Ya no se estila capitalizar una empresa, organizarla, explorar el mercado, crearlo, generar puestos de trabajo… Ahora prima la especulación, el dinero rápido y fácil. Estos tres elementos sobre los que se construyó el régimen del 78 han convertido a España en un Estado corrupto y roto. Parece claro, por lo expresado anteriormente, que no sirve con que los cargos públicos o políticos dimitan. Lo único que se puede hacer ante esto es “UNA RENOVACIÓN RADICAL DEL SISTEMA DE PARTIDOS, UN CAMBIO EN LA CONSTITUCIÓN Y UNA TRANSFORMACIÓN DEL MODELO ECONÓMICO”.

Camaradas, tenemos pues una tarea: DESTRUIR EL RÉGIMEN DEL 78 Y CONSTRUIR UNO NUEVO.

¡ARRIBA ESPAÑA! 

JAVIER MARTÍN REDONDO.